miércoles, 13 de abril de 2011

Hojas de otoño

Comienzo a caminar adentrándome en el silencio, dejando atrás esas risas y conversaciones tan triviales, pero que cada día marcaban para mi una nueva perspectiva del mundo en el que vivía. Miro el suelo, cabeza gacha. Desconozco la razón de esto, pero lo sigo haciendo. Identifico la silueta de alguien. Por su velocidad, deduzco que es una persona de una tercera edad. Levanto la vista, y empiezo a adelantar a la anciana, y no andaba apurado. Llego a una esquina, con una única dirección posible. Pienso que debería haber un espejo en la esquina que advirtiese si venían automóviles por la otra calle. Doblo, por fin, sin saber si me encontraría con alguien. Nadie.

Empiezo a pensar en lo recién vivido. A medida que doy cada paso, recuerdo en orden cronológico lo ocurrido. Observé que ellas salían de ese lugar. Yo, rápidamente, me despedí de mis amigos y corrí para alcanzarlas. Así como quien no quiere la cosa, empecé a hablar de algo sumamente común, y de la misma forma, discretamente, me dispuse a un costado de ella. Llegamos a la esquina. Doblamos, y, ya que sus amigas se adelantaron, me quedé con ella más atrás. La felicité por la nota de Biología, y le mencioné que la profesora quizá se diese cuenta de que tenemos, en las preguntas de selección múltiple, las misma erradas. Así fluye la conversación, hasta que una de las amigas se despide de nosotros. Así, quedamos solo tres. Probablemente, se diría que una de ellas "tocaría el violín", pero no. Era hasta agradable el no tener ese silencio incómodo con la otra persona, sabiendo lo que siente el otro en ese instante. Su amiga empezó a hablar de su ex novio, y de como su amiga lo ignoraba y le hacía la vida imposible mientras tenían una relación. "Si fuese al revés la situación, ¿ocurriría aquello?", me preguntaba

- No weón, no sé donde está - le decía de forma despectiva al antiguo novio de su amiga, cada vez que él le preguntaba dónde se encontraba su amada.

Y explotaban en risas. Yo, de manera forzada, reía, pero por dentro me seguía dando vuelta la situación inversa. ¿Tan despectiva, tan ominosa sería su amiga conmigo si yo algo llegase a tener con su amiga? Y si así fuese, ¿qué me garantizaba la amistad de ellas dos? Una, por celos. Y la otra, porque si la relación terminaba mal, probablemente no nos hablaríamos más.

Sin querer que llegara ese momento, llegamos a la bifurcación. Me despido de ellas, y una de ellas, la especial para mi, se despide efusivamente de mi. ¿Un indicio, una señal de algo?

Tan inserto en mi mente, recordando los instantes previos, escucho un "craj". Veo al suelo. Las hojas estaban caídas y ya sonaban. El otoño había llegado. Miro al cielo. Gris, y con un aire tibio en el aire, que predecía una sola cosa.

Apuré el ritmo mientras empezaban a caer unas débiles gotas de lluvia.

3 comentarios:

  1. Antes de leer su comentario, puse de fondo la canción "She loves you" de mis heroicos Beatles, no sé por qué razón, creo que te gustaría cantarla alguna vez...
    Le entiendo aquello, ud. sabe la experiencia cercana de las mismas preguntas, las mismas reflexiones y los mismos cuestionamientos.
    Escribe muy bonito Sr. López, mi estimado, me dio un escalofríos cuando lo leí y sabrá porque.
    Gracias por escribir semejante texto! me motivo a escribir uno paralelo! :D

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  2. Viste? Soy todo un motivador! xDDD
    Esa canción es muy acorde a esto, aunque supuestamente deberías estar escuchando Club Can't Handle Me ¬¬ No está de adorno ahí (?) xDDD
    Saludos!

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  3. Juajuajuua xddd No va a estar acorde xdy siempre te he dicho que no escucharé Club no se cuanto, cuanto e.e xd
    saludos! :D

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