miércoles, 8 de diciembre de 2010

Se veía venir...

Una vez más, saludos a todos por leer esto. En esta ocasión me gustaría comentar lo que ha ocurrido recientemente en nuestro país: la muerte de los reos en la cárcel de San Miguel. Alrededor de las 5 de la madrugada del presente día (8 diciembre 2010) se comenzaron a gestar las llamas que en menos de tres minutos se propagaron en el cuarto piso de la torre 5, en la cárcel de San Miguel, Santiago. A las 5:40 horas fue dada la alerta de incendio por parte del celular de un reo. A este momento (13:10 horas) van 83 muertos, cifra que ha ido aumentado producto de los fallecimientos de heridos. A eso del mediodía, el Presidente Sebastián Piñera anunció "cambios" en las cárceles nacionales. Otro dato importante antes de analizar la situación es que existían 1900 reos en un recinto apto para 1100. Hasta aquí la información concreta de lo ocurrido.
Ahora bien, detengámonos un poco más. La cárcel, según la RAE, se define como el "lugar destinado a la reclusión de presos". Pero no por eso, vamos a someterlos a una situación de hacinamiento que traspasa los límites de los DDHH en cualquier punto. Más de alguno recordará el programa "Nadie está libre" de Canal 13, en el que en un episodio se mostró una cárcel del viejo continente. Estamos lejos de eso. Estando al 180% de capacidad en una cárcel es inhumano... y los recintos de nuestro país para "tratar" a los presos, dan vergüenza. Ver que cada uno hace lo que quiere, que se rodea de ratas en un lugar comparable únicamente con los campos de concentración nazi para los judíos, es decepcionante para un país que está en "vías de desarrollo".
Todo muy lindo, la economía repunta, el país entero sale de un terremoto y maremoto con sacrificio y esfuerzo, y los 33 mineros son aplaudidos en el mundo entero gracias a la buena gestión del Gobierno, perfecto. Pero al parecer, siempre se deja de lado cómo surge el problema: las regulaciones de las condiciones de trabajo mineras fueron modificadas luego de lo ocurrido en la Mina San José; probablemente existirán reformas carcelarias luego de este episodio de la cárcel de San Miguel; y éstas son cosas que está muy bien que se hagan. Pero, se hacen después de lo ocurrido... y la gente celebra que se mejoren las condiciones de una u otra cosa... pero yo no me lo creo. Personalmente, pienso que el Gobierno está siempre "donde las papas queman" (y creo que se entendió).
Me despido, haciendo alusión al año que le ha tocado vivir al Presidente. Asume y se enfrenta a la reconstrucción de un Chile devastado; luego, cuando el país no se repone de eso, se da la situación de "los 33" (que seamos sinceros, hubiese sido muy distinta si el destino de los reos no fuese precisamente lo que decía en aquel papel... pero que gracias a Dios no se dio); y ahora, un hecho que critica gravemente las condiciones de las cárceles en nuestro país. Justicia divina (y una vez más, para el que lo entienda).

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo Nicolás... hace falta mirar las causas de los problemas, y celebrar menos las soluciones improvisadas a éstos. Lo terrible de todo, es que era evitable... bastaba con reconocer la dignidad humana del que se equivoca, del que sufre. Eso le está faltando a este país. Y aunque siempre faltó, hoy pareciera que muchos ni siquiera aspiran a que se logre... por ello hay que construir.

    Saludos

    ResponderEliminar